La dieta mediterránea tradicional se ha interpretado en una pirámide con la actividad física diaria en su base, lo cual le brinda la mayor importancia para esta perfecta combinación saludable, ya que la actividad física regular es el factor natural decisivo para promover un peso saludable, pero por sobre todo un correcto funcionamiento metabólico, que a la vez se traduce en salud orgánica.
Los ejercicios típicos que se pueden incluir a un estilo de vida saludable pueden ser tan simples como; caminar, limpiar la casa, trabajar en el jardín o hacer el amor, así como los ejercicios específicos deportivos más
recomendados como, ciclismo, nadar, correr, fútbol, tenis, golf, senderismo, buceo, juegos de pelota, el esquí, el surf, bailar y levantar pesas.
Una de las principales explicaciones sobre los efectos beneficiosos para la salud que brinda la dieta mediterránea, se cree que es la gran cantidad de aceite de oliva que se consume en ella, ya que este posee la capacidad de reducir los niveles de colesterol en la sangre, además de reducir los niveles de azúcar en sangre y la presión arterial.
Además otras investigaciones indican que el aceite de oliva previene y trata las úlceras pépticas, así como también puede representar un factor en la prevención del cáncer, situación que se encuentra en proceso de estudio. El consumo de vino tinto es considerado como el otro posible factor, ya que contiene flavonoides con propiedades antioxidantes de gran alcance, capaces de eliminar los radicales libres o moléculas dañinas que atacan a las células llegando al ADN.
El aceite de oliva, los frutos secos y el pescado que conforman la dieta contienen beneficiosos ácidos grasos omega-3 y los últimos estudios han demostrado que estos ácidos grasos saludables pueden proporcionar un efecto anti-inflamatorio natural, capaz de ayudar a estabilizar el revestimiento de los vasos sanguíneos, mejorar la funcionalidad cerebral, la salud cardiaca y otros niveles de la salud.
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